24/3/76

En la víspera como me ocurre todos los años, esperando honestamente entender algo más, me impongo alguna patética tareíta. Hoy me tocó un día de cama para ver “Ciudad Abierta TV”. Programación especial relativa a la fecha.
No puedo abstraerme del asunto y tampoco tengo relaciones directas sobre el asunto (familiares o amigos, vecinos, conocidos, desaparecidos).
Y aquí me falta tomar posición. Mientras algunos intentan pensar el tema, no puedo dejar de ver el problema.
Me pregunto que hubiera sido de mí en esa época.
Recuerdo llorar desconsoladamente en Julio del 74. Muerto Perón y con apenas cuatro años, sabía que ese era el principio del fin, o por lo menos el que me tocaría vivir.
La vieja contaba siempre la anécdota del Mejoralito para el llanto y yo balbuceando sin cansancio “Mami, esto va a ser tedible”. Mafaldita tumbeta, quién lo sabe.
Luego con siete años, la noche que quisieron entrar a casa buscando a un fulano. Mi viejo, de viaje por trabajo. Mi vieja sola con las dos crías.
Esa noche dormía en la cama grande, me desperté por un ruido de frenos. Veo a mi vieja entrar en pánico en la oscuridad. Le pregunto algo, no me contesta y me hace callar. Mi hermana salta de la cama y nos escondemos debajo de la mesa. No sabemos porqué, pero nos escondemos.
“Abra la puerta ahora”. Mi vieja que no, que si quieren entrar que tiren la puerta abajo y que sólo les pasará el documento debajo de la persiana.
Espío un falcon, un gordo desagradable, un petiso de gamulán, un morocho largo y desgarbado, dos tipos más que no distingo. En ese momento quiero bajar la persiana, lloro y pienso que se van a meter por las hendijas, la tironeo a la vieja del deshabillé. Me tapa la boca con las manos. Mi corazón delator sacude la casa. Alguien llega, se reunen, murmullan algo, piden unas disculpas estúpidas, se van.
Desde esa noche, cada vez que mi viejo falta en la casa, los sillones rojos van en cada puerta, trabando el acceso y siniestros pasadores y cerraduras adicionales chocan a las 8 sin hacerse esperar. 

En Ciudad Abierta: Miércoles 22 y Jueves 23, a las 23 hrs. transmiten “Corondaes. Arqueología de una cultura a la sombra” documental de María Moreno.

6 Responses to 24/3/76

  1. Silvia Sue says:

    Qué terrible. Por Dios, qué terrible.
    Nada más.

  2. Vero says:

    Aydesa, gracias por contar esto. Ese esconderse sin saber la causa, y a esa edad, es tan angustiante, me hizo recordar algunas cosas.

  3. Silvia Sue says:

    Con mucha vergüenza, acabo de contarle algo a Vero, en su blog.
    A vos no quise atosigarte: estás enferma, y solamente hay que decirte cosas lindas.

  4. Glosa says:

    […] Aydesa cuenta lo terrible del efecto del terror en una sociedad: lo que le hace a los que no son los “especialistas”.24/3/76 Escrito por Pablo El 03/22 a las 09:31 (0) Comentarios • (0) Referencias • Permalink […]

  5. maray says:

    Todos en america latina tenemos este miedo de las pancadas en la puerta como un miedo casi atavico de nuestra latinidad. Un miedo producido por la ignorancia y brutalidad de las dictaduras. Hoy tengo miedo deste arrivismo y neoliberalismo. Ellos piden licencia antes de bater…

  6. Yo también Maray, luego de las dictaduras nos preguntamos que puede ser peor, muchos dirán que nada es peor que estas guerras, pero este momento que describís devasta a todos, separa a todos, nos quita el suelo, el sueño, la identidad.

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